Muchos nos hemos confundido con estos términos temperamento, carácter y personalidad. La confusión viene porque uno forma parte del otro y complementa al otro. En esta sección, explicaremos cada uno de los términos, pero profundizaremos más en el temperamento, ya que es una facultad secundaria y componente de la formación humana. Los otros dos, vienen por añadidura.
Es importante puntualizar en el aspecto, de que el temperamento, una facultad secundaria, por lo tanto, está subordinada a las facultades superiores de la inteligencia, la voluntad y la conciencia. Dicho de otro modo, nacemos con un temperamento y nada ni nadie nos lo va a cambiar, sí podemos acentuar lo positivo y limar lo negativo.
La imagen que Llanes Tovar (Llanes T.) utiliza para ubicar al temperamento es la siguiente, figura 1:
Fig. 1 |
El temperamento lo forman tres elementos principalmente, los cuales pueden ser fácilmente identificados por cada uno de nosotros. Estos son: la emotividad, la actividad y la rapidez o duración de reacción (memoria de hechos). La combinación de estos tres elementos dará como resultado ocho tipos de temperamento diferentes entre todos, pero que comparten similitudes, así como, extremos en nuestro comportamiento.
Llanes Tovar (Llanes T.) define al temperamento de la siguiente
manera: “El temperamento es la forma de ser propia de cada uno. Depende de la combinación de varios elementos. Aunque hay también otros elementos que condicionan el temperamento de cada uno, estos son los principales: Emotividad, Actividad y Rapidez y duración de reacción.”
La emotividad se refiere a la reacción que tenemos ante ciertos
hechos y la expresamos en algún sentimiento como llorar o reír con facilidad o enojarse explosivamente. Aquí, el elemento será emotivo o no emotivo. Conviene aclarar que para identificar la emotividad en una persona se considera el parámetro la mayoría de las veces o por situaciones que aparentemente no son significativas para todos en el mismo momento o bajo la misma situación.
La actividad se refiere a la energía desprendida al hacer algo, es decir, unas tendemos a estar en constante actividad sin mostrar cansancio aparente y otras pareciera que nada les preocupa y
pueden estar mirando sin que esto les active moverse. Aquí, el elemento será activo o no activo, según sea el caso. Una persona no puede ser las dos, es decir, su comportamiento la mayoría de las veces es en constante actividad, pero cuando está enferma no lo será.
e impacto secundaria será lento y guardan en su memoria de hechos todo lo sucedido, por eso reaccionan lento; tienden a ser más cautelosos los secundarios y los primarios a ser impulsivos, sin que esto signifique, que una persona secundaria no tendrá momentos impulsivos en muchas ocasiones.
De la clasificación anterior, se puede decir que, no hay temperamento malo ni bueno, es conveniente que cada persona ubique su temperamento para fortalecer y pulir los aspectos buenos y limar hasta disminuir los aspectos negativos. Pero, no debemos olvidar, que se nace con un temperamento y serán las experiencias, el ambiente y otros factores lo que darán forma al carácter. Con el paso de los años y después de haber superado la etapa de la adolescencia, todos definimos nuestra personalidad.
A continuación se detallan las cualidades positivas y negativas de los diferentes temperamentos, además de que se observan las limitaciones y valores naturales de cada uno. Los diagramas 2, 3 y 4 muestran estas cualidades.
Diagrama 2 |
Diagrama 3. |
Diagrama 4 |
Un aspecto muy importante que debemos considerar, es que, para ayudar a otras personas a moldear la facultad secundaria del temperamento, en especial, los aspectos negativos, primero debemos identificar nuestro temperamento y trabajar en disminuir lo negativo y pulir todo lo positivo. A continuación se sugieren actividades que pueden ayudar a lograr esto, sobre todo, cuando a las personas que queremos ayudar son nuestros hijos, hermanos o
nuestra pareja. El sentido común de quien ejerce la función de formar a otros, será su guía para adaptar las sugerencias a la edad respectiva de él o ellos. El desarrollo de la creatividad será su mejor instrumento para alcanzar el éxito. Recordemos que cultivar los valores es una tarea de toda la vida, pero quien inicia oportunamente cultivará más y ayudará a otros a cultivarlos mejor.
En la “Teoría de ALKU” o “Teoría de los Principios” la facultad del temperamento la ubicamos en el nivel de nacemos y no junto con
las otras facultades secundarias (Fig. 2). Porque es una característica que nos acompañará durante toda nuestra vida y será el detonante de muchísimas experiencias positivas o negativas de nosotros como personas. Sin embargo, estás experiencias serán y deberán estar dirigidas por las facultades superiores de la voluntad, inteligencia y conciencia; y por ningún motivo será el temperamento la
justificación por cometer actos de corrupción en cualquiera de sus manifestaciones o perjudicar a otros. Será nuestra responsabilidad conocer, dominar y mejorar nuestro temperamento, y si durante la infancia no tenemos una persona que nos ayude a ello, entonces cómo adulto responsable quedará esta obligación.Fig. 2 |