viernes, 1 de diciembre de 2017

LA HISTORIA DE PEPE


Pepe era el tipo de persona que te encantaría ser. Siempre estaba de buen humor y siempre tenía algo positivo que  decir. Cuando alguien le preguntaba como le iba, el respondía: 

“Si pudiera  estar mejor, tendría un gemelo”.

Era un gerente único porque tenía varias meseras que lo habían seguido de restaurante en restaurante.

La razón por la que las meseras seguían a Pepe era por su actitud.

Él era un motivador natural: si un empleado tenía mal día, Pepe estaba ahí para decirle al empleado como ver el lado positivo de la situación.

Ver este estilo realmente me causó curiosidad, así que un día fui a buscar a Pepe y le pregunté:

No lo entiendo…no es posible ser una persona positiva todo el tiempo.

¿Cómo lo haces?...

Pepe respondió:

“Cada mañana me despierto y me digo a mi mismo: Pepe, tienes dos opciones hoy: puedes escoger estar de buen humor o puedes escoger estar de mal humor”.

“Escojo estar de buen humor”.
“Cada vez que sucede algo malo, puedo escoger entre ser la víctima o aprender de ello. Escojo aprender de ello”.
“Cada vez que alguien viene a mí para quejarse, puede aceptar su queja o puedo señalarle el lado positivo de la vida. Escojo señalarle el lado positivo de la vida”.

Si, claro, pero no es tan fácil, protesté.

“Si lo es”, dijo Pepe. “Todo en la vida es acerca de elecciones. Cuando quitas todo lo demás, cada situación es una elección”.
“Tu eliges cómo reaccionas ante cada situación, tu eliges cómo la gente afectará tu estado de ánimo, tu eliges estar de buen humor o mal humor”.

“En resumen, TU ELIGES COMO VIVIR LA VIDA”.

Reflexioné en lo que Pepe dijo…

Poco tiempo después, deje la industria hotelera par iniciar mi propio negocio. Perdimos contacto, pero con frecuencia pensaba en Pepe, cuando tenía que hacer una elección en la vida en vez de reaccionar contra ella.

Varios años más tarde, me enteré que Pepe hizo algo que nunca debe hacerse en un negocio de restaurante, dejó la puerta de atrás abierta y una mañana fue asaltado por tres ladrones armados.

Mientras trataba de abrir la caja fuerte, su mano, temblando por el nerviosismo, resbaló de la combinación. Los asaltantes sintieron pánico y le dispararon. 

Con mucha suerte, Pepe fue encontrado relativamente pronto y llevado de emergencia a una clínica. Después de ocho horas de cirugía y semanas de terapia intensiva, Pepe fue dado de alta, aún con fragmentos de bala en su cuerpo. 

Me encontré con Pepe seis meses después del accidente y cuando le pregunté como estaba, me respondió:

“Si pudiera estar mejor, tendría un gemelo”.

Le pregunté que pasó por su mente en el momento del asalto. 

Contestó: “Lo primero que me vino a la mente fue que debí haber cerrado con llave la puerta de atrás. Cuando estaba tirado en el piso, recordé que tenía dos opciones: podía elegir vivir o podía elegir morir. Elegí vivir”:

“¿No sentiste miedo? Le pregunté.

Pepe continuó:
“Los médicos fueron geniales. No dejaban de decirme que iba a estar bien. Pero cuando me llevaron al quirpofano y vi las  expresiones en las caras de los médicos y enfermeras, realmente me asusté.

Podía leer en sus ojos: “es hombre muerto”. Supe entonces que debía tomar una decisión.

“¿Qué hiciste? Pregunté.

“Bueno, uno de los médicos me preguntó si era alérgico a algo y respirando  profundo grité: - ‘Sí, a las balas’- Mientras reían, les dije: ‘estoy escogiendo vivir, opérenme como si estuviera vivo, no muerto’.

Pepe vivió por la maestría de los médicos, pero sobre todo por su asombrosa actitud. Aprendió que cada día tenemos la elección de vivir plenamente, la ACTITUD, al final, lo es todo. Ahora tienes dos elecciones:

1.Eliminar o hacer caso omiso a este mensaje.
2.Copiarlo y enviarlo a quien aprecies.

Y recuerda , sólo se frustran aquellos que dejan de ver la parte positiva de sus resultados y de la vida…

Yo escogí reescribir este mensaje para que el mundo por medio del internet se dé la oportunidad de reconsiderar su ACTITUD ante la adversidad, la tristeza, la guerra, el bulling, la indiferencia, el elitismo, etc.  Yo escogí estar bien,  aprender de mis errores y disfrutar de los momentos que la vida me ofrece cada día. Pero sobre todo, escogí dar gracias a Dios por todo lo que me da y por todo lo que no me da.

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