Todos nos preguntamos ¿cuándo empieza una persona a tener actitudes (acciones) de corrupción?
Prácticamente desde que uno entiende que para conseguir algo, es necesario hacer algo.
Por ejemplo: Cuando fuimos bebes, llorar para que nos den de comer (instinto), hasta llorar para que nos den una sonaja, nos carguen en brazos, o dormir, etc.
Pero ¿un bebé tiene conciencia, para poder condenarlo? Inteligencia, conciencia y voluntad, claro que SI, pero aun no despiertan, por ello no se puede condenar o calificar como corrupto o acción corrupta.

Entonces ¿en dónde y cómo se observa en una persona pequeña actitudes de corrupción?
En el hogar, donde la mayoría de las personas
desarrollamos nuestras facultades, es en donde comienza todo.
Sí te es posible recordar…cuando hacías un berrinche o una pataleta, cuando no tenías lo que querías. Después, otra vez un berrinche o pataleta porque no te lo daban rápido…y así podemos ir contando muchas acciones de corrupción y no nos dimos cuenta.

Entonces, ¿qué pasó con nuestra conciencia? Se supone que despertó a los cinco años, pero ¿para qué?

Así nos vamos adentrando a la ética de la cual se habla a continuación:
La ética es según el DRAE (2016), el “Conjunto de normas morales que rigen la conducta de la persona en cualquier ámbito de la vida. Ética profesional, cívica, deportiva, etc.”
En el hogar la ética es una cuestión seria, por eso los padres deben establecer reglas claras de acuerdo a las edades de los hijos y seguirlas al pie de la letra.
Esto implica que los padres deben ser congruentes con sus acciones porque de lo contrario, caerán en el peor de los errores de crianza de los hijos. Los hijos dominan el lenguaje no verbal y los adultos cometen el error de hablar mucho y no hacer lo que dicen.
Los berrinches o pataletas de los hijos son indicadores de actos incongruentes de los padres, también la ausencia de los padres ya sea por el trabajo u otros asuntos favorece este comportamiento que posteriormente se integra con el desarrollo del niño y se va deformando la conducta en lugar de formarla y encausarla hacia el bien.

La situación, se traslada a otros lugares como la casa de los familiares, al colegio, con los vecinos y los depósitos a la cuenta de la “corrupción” crecen y crecen.
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