Todos nos preguntamos ¿qué relación tienen estos tres temas tan polémicos y juzgados en la sociedad actual?
Para una gran parte de la población hablar de religión y corrupción es sinónimo de escándalo, pecado y condenación, hablar de política y corrupción es sinónimo de algo habitual y desagradable en la sociedad, pero, hablar de religión-política no suena muy congruente, sin embargo, cuando la corrupción está presente en ambos son noticia de primera plana y horas destinadas en los noticieros televisivos.
Si un ser humano cualquiera se equivoca, pasa su error desapercibido, pero si un ser humano es un servidor público sea dentro de una religión o dentro del gobierno, el error no pasa desapercibido. Entonces se puede concluir que el hecho de ser figura pública hace que el error se magnifique o por lo menos sea motivo de noticia. Para ambas situaciones, como lo hemos venido explicando, el ser humano tiene una tendencia hacer el mal, es decir a corromperse. Por otro lado, quien juzga o determina la culpabilidad de los seres humanos está sujeto bajo que leyes fueron infringidas, esto es, si el ser humano sirve en la religión, serán las leyes de Dios y las civiles; si los seres humanos infringen leyes civiles, será la autoridad correspondiente quien los sancionará.
Para ambos casos, las facultades superiores (inteligencia, voluntad y conciencia) del ser humano deben ser las que gobiernen las acciones en cualquier momento, entonces, ¿qué pasó en los casos en que el ser humano se perdió, desvió o fue motivo de escándalo? Esto se explica conociendo que el ser humano tiene otras facultades llamadas secundarias o subordinadas y son la imaginación, la memoria, las pasiones, el temperamento, apertura de atención, los sentimientos y la sensibilidad. Entonces ¿en dónde se perdió el ser humano? Porque estas facultades subordinadas y las superiores las tenemos todos, pero no todos cometemos los mismos errores ni en la misma magnitud, es decir, para algunas personas corromperse no es nada difícil y para otras hay más resistencia.
Aquí hay una palabra clave “superiores”, y esto quiere decir que las secundarias están subordinadas a las superiores. Cuando el ser humano se dirige o gobierna por las facultades secundarias es cuando se cae en errores graves.
Llanes Tovar, lo explica de una manera muy sencilla por lo que no es conveniente buscar una interpretación: “Los animales y las plantas son seres bastante simples: viven según sus instintos. Pero los seres humanos tenemos la rara combinación del mundo emotivo e instintivo con el mundo de la inteligencia y de la voluntad.”

Cuando la conciencia se duerme o se calla, entonces el ser
humano cae en la corrupción fácilmente y como es un círculo vicioso, la persona se encuentra en una espiral negativa que difícilmente saldrá por voluntad, ya que, al corromperse se compromete y esta situación no solo involucra a la persona sino a otra u otras personas.
Recordemos que es la ética según el DRAE (2016) el “Conjunto de normas morales que rigen la conducta de la persona en cualquier ámbito de la vida. Ética profesional, cívica, deportiva, etc.” También conviene tener presente que la falta de ética en el hogar se traslada a otros lugares, lo que se suma al espiral negativa que un ser humano transporta de un lugar a otro.
La solución es relativamente sencilla y Llanes Tovar lo dice así: “debe darse prioridad a las facultades superiores. Es decir, aceptar siempre lo más razonable; mantener siempre las decisiones tomadas en los momentos de serenidad;
seguir siempre la voz de la recta conciencia.” Así, ninguna figura pública daría de que hablar negativamente y sería ejemplo positivo para sus seguidores, también se resistiría a la corrupción con voluntad firme.
seguir siempre la voz de la recta conciencia.” Así, ninguna figura pública daría de que hablar negativamente y sería ejemplo positivo para sus seguidores, también se resistiría a la corrupción con voluntad firme.
Entonces se puede decir que, Llanes
Tovar lo resume en una frase, “…la formación humana buena es
desarrollar toda la persona equilibradamente” y esto implica educación cuando no
conocemos todo lo que es una persona y actuar equilibradamente necesariamente
requiere de un conocimiento y aprender a estructurar ese conocimiento para que
se refleje en acciones positivas en pro de la persona misma y de su entorno.
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