viernes, 7 de abril de 2017

LAS ACTITUDES

Las podemos definir como comportamientos (acciones) en momentos específicos sin explicación alguna, es decir, una persona que normalmente tiene un comportamiento sincero, honesto y sin mentir con la mayoría de las personas; puede actuar de manera contraria por el momento en el que se encuentra e inclusive no darse cuenta que va en contra de sus principios. Muchas veces hemos dicho, no me gustó su actitud, o , que diferencia cuando tienes esa actitud positiva.

El (DRAE, 2017) define actitud de la siguiente manera:  "Disposición de ánimo manifestada de algún modo.”

Las actitudes son metas porque son parte del actuar del ser humano y este al tener un ideal bueno como objetivo puede alcanzarlo.  Las actitudes dependen principalmente de las experiencias  personales y tienen íntima relación con los valores adquiridos, sea por nacimiento (temperamento) o educados como se vio en la sección Educación de los Valores. 


La predisposición, ¿Qué es? Según el (DRAE 2017), “Preparar, disponer anticipadamente algo o el ánimo de alguien para un fin determinado.” 


                                       


La predisposición está relacionada a las experiencias personales en cualquier etapa de la vida de una persona, sin embargo, éstas serán un peso importante para las actitudes.

Entonces dice Llanes Tovar (Llanes T.), “las actitudes dependen fundamentalmente de dos cosas: de los valores y de las experiencias. Estamos predispuestos a aceptar lo que va de acuerdo con nuestros valores y a rechazar lo que va en contra de ellos. Y también estamos predispuestos positiva o negativamente según las experiencias vividas.”  

Las actitudes son una meta difícil de alcanzar. ¿Por qué? Existe una posición muy común que se llama “zona de confort”.  

Esta posición además de ser muy cómoda, también tiende a volverse rígida en muchas ocasiones, lo que favorece que cambiar o modificar una actitud requiera un esfuerzo extra y educación. Según la etapa en la que se encuentre la persona, las sugerencias deben ser propuestas. Es decir, a un niño se le puede educar para que tenga ciertas actitudes en un ambiente sano, respetuoso, etc. , pero su experiencia personal fuera de ese ambiente influirá en comportamientos y actitudes que desconciertan a las personas que lo educaron. A un adulto, cambiar una actitud le pude costar mucho más tiempo y por lo tanto esfuerzo, por la rigidez que esta parte interna de la persona ha adquirido con los años.

Siendo las actitudes un aspecto interior de la persona requiere de mucha reflexión  y ayuda de lo Alto para cambiarlas, pero si es posible. Desde el aspecto humano, las actitudes se pueden ir cambiando con experiencias que lo favorezcan, dice Llanes T.


Cómo se mencionó en secciones anteriores, la inteligencia es una facultad superior y esta tiene tres funciones: analizar, relacionar y sintetizar la información.  Las actitudes pueden ser cambiadas con




mucho análisis de las experiencias vividas y una buena dosis de voluntad (querer) para salir de la “zona de confort” y cambiar el comportamiento ante ciertas situaciones identificadas. Por esto, modificar una actitud es difícil, requiere la combinación de dos facultades superiores, además, de tiempo para ver resultados.


Cuando una persona decide (voluntad) hacer un cambio de actitud ante un aspecto específico, es conveniente considerar  un examen de conciencia (análisis) diario indispensable  y relacionar los eventos antes y después del cambio para darse cuenta (sintetizar) y tener una automotivación. Los cambios internos positivos que una persona logra se ven reflejados en su autoestima, relación con los demás y metas alcanzadas. 



¿Qué relación tienen las actitudes con la corrupción?

Hablando de la influencia que tiene la jerarquía de valores en las actitudes y un antivalor tan difundido en la sociedad, la respuesta es MUCHÍSIMA. 


El siguiente mapa muestra con rojo los países más corruptos de acuerdo a la percepción de la población.


No se puede esperar que este antivalor se esfume de la sociedad cuando cada persona que formamos la sociedad está predispuesta a la corrupción de una manera u otra. Lo analizamos con los ejemplos siguientes: 


Estos ejemplos ilustran dos cosas: La primera, que sí tenemos predisposición en base a experiencias; y la segunda, que la burocracia nos quita muchas horas de nuestra vida.

Pensar positivamente y planear las actividades nos evita caer en la corrupción. Estas son sugerencias de acciones que podemos tomar: organizar mejor el día para perder menos tiempo, llegar temprano antes de que la mayoría haga lo mismo, buscar alternativas como sacar una cita, buscar un gestor, cargar un libro para la espera o una tarea pendiente; finalmente no cometas faltas de vialidad que te ocasionen te retiren la licencia u otro documento del vehículo.  Todo implica un esfuerzo, cada persona decidirá como lo hace más efectivo.  

Sí se decidiera por el camino de la corrupción, 


es mucho más costoso, te quita más tiempo (lo harás repetidamente), elevas los niveles de estrés a lo máximo porque sobornar es tensión y presión, agregas un nivel más a la espiral del antivalor, no te sientes bien contigo mismo, callas tu conciencia en lugar de alertarla para evitarlo, involucras a otras personas en la espiral, te sumas a la corriente negativa de la sociedad y esta cobra la factura muy caro con el tiempo, etc.



Cambiar la actitud es un signo de madurez y responsabilidad que te favorecerá del día que tomes la acción positiva en adelante. Pregunta a otras personas cómo lo hicieron y súmate al pequeño grupo a contracorriente en esta sociedad contemporánea.  Sí es posible cambiar y se pude decir con todas las letras "TU DECIDES CÓMO…"




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